Probablemente hayas escuchado que el kéfir es excelente para la salud intestinal. Esta bebida fermentada, similar al yogur, ayuda a aumentar la variedad de bacterias intestinales, lo que está relacionado con una mejor digestión. Investigaciones de Stanford muestran que un microbioma intestinal diverso ayuda a proteger contra bacterias dañinas. Incluso podría reducir la inflamación en el cuerpo.

Para beneficiarte realmente del kéfir, los expertos recomiendan tomarlo a diario. Curioso por saber si notaría algún cambio, decidí probarlo yo mismo. Esto es lo que aprendí.

Por qué el kéfir es bueno para ti
El kéfir está repleto de nutrientes. Elaborado con leche y granos de kéfir (una mezcla de bacterias y levaduras), está lleno de probióticos, vitaminas B, vitamina C y calcio, todos excelentes para la salud intestinal y la inmunidad. También contiene antioxidantes y puede ayudar a tu cuerpo a absorber mejor los nutrientes.

Aunque similar al yogur, el kéfir tiene una gama más amplia de bacterias y levaduras. A diferencia de otros lácteos, el proceso de fermentación del kéfir utiliza ambos, creando una bebida rica en probióticos con pequeñas cantidades de ácido láctico, alcohol y dióxido de carbono.

Cómo hacer kéfir en casa
Es más fácil de lo que piensas. Puedes comprar kéfir en la tienda (como hice al principio), pero hacerlo tú mismo es sencillo: solo ordena granos de kéfir en línea y añádelos a la leche. La preparación activa lleva minutos, y la fermentación tarda 24-48 horas.

Este es mi método:
- Mezcla 30 gramos de granos de kéfir por litro de leche al 2% en un frasco de vidrio.
- Ciérralo herméticamente y déjalo a temperatura ambiente, lejos de la luz y el calor, durante unas 24 horas.
- Cuanto más tiempo fermente, más espeso y ácido se vuelve—yo prefiero 24 horas.

Después de fermentar, cuela el kéfir a través de un colador de plástico (el metal puede reaccionar con los ácidos) en una botella y refrigéralo. Los granos sobrantes pueden reutilizarse o comerse—están llenos de bacterias, levaduras y fibra.

Qué dicen los expertos
El kéfir casero suele tener microbios más diversos que las versiones comerciales, que a menudo están pasteurizadas o contienen menos cepas, dice la Dra. Emily Leeming, científica del microbioma y autora de Genius Gut. Si lo compras listo, recomienda elegir opciones con cultivos vivos y sin azúcar añadido.

El kéfir también viene en versiones sin lácteos, como kéfir de coco o de agua, ideales para veganos o personas con intolerancia a la lactosa—aunque muchos intolerantes a la lactosa pueden tolerar el kéfir normal porque contiene lactasa, la enzima que descompone la lactosa.

Kéfir y salud cerebral
Según Leeming, la popularidad del kéfir no se debe solo a la salud intestinal—también podría beneficiar tu cerebro. La conexión intestino-cerebro significa que un microbioma saludable podría apoyar el bienestar mental, haciendo del kéfir una adición inteligente a tu dieta. "El kéfir es el alimento fermentado más estudiado, lo que lo convierte en una gran opción para principiantes", dice. También menciona que investigaciones recientes sugieren que el kéfir podría apoyar la función cerebral, especialmente la memoria relacional—el tipo de memoria que te ayuda a recordar dónde dejaste las llaves o reconocer rostros, como explica Leeming.

¿Cuál es el mejor momento para tomar kéfir?
Algunas personas lo digieren mejor si lo toman por la mañana en ayunas. Personalmente, no me gusta una bebida fría de leche al levantarme, así que prefiero tomar kéfir después de las comidas como un postre refrescante. He notado que ayuda a la digestión, especialmente después de comidas pesadas, y sorprendentemente alivia esa sensación de estar demasiado lleno—a pesar de ser un lácteo. Se siente como un impulso para mi intestino.

Ahora tomo alrededor de 8-10 onzas de kéfir al día. Si eres nuevo, empieza con la mitad para que tu cuerpo se adapte.

Lo que he notado al tomar kéfir a diario
El consumo regular de kéfir definitivamente ha mejorado mi digestión y reducido la hinchazón. Siento que mi cuerpo absorbe mejor los alimentos y ya no tengo dolores de estómago, incluso después de comer en exceso o disfrutar comidas abundantes. Esto ha marcado una gran diferencia en cómo me siento en general. Más allá de la digestión, no he notado otros cambios importantes, pero me encanta el sabor y el proceso de hacerlo—suficiente para continuar.

Dicho esto, no dependo únicamente del kéfir para la salud intestinal. Como señala Leeming, otros alimentos fermentados—como el yogur, el kimchi, el chucrut y la kombucha—también contienen microbios vivos, aunque sus perfiles bacterianos varían. Para los mejores resultados, la variedad es clave: "Si quieres mejorar la salud intestinal, lo ideal es consumir una variedad de alimentos fermentados, ya que cada uno proporciona una mezcla ligeramente diferente de microbios para tu microbioma intestinal", aconseja Leeming.