Todo terminó de la misma manera en que comenzó: en su teléfono. Para Michelle, de 28 años, darse cuenta de que su relación de cuatro años —que empezó con un mensaje directo y fue tan caótica que soltarla parecía imposible— había terminado, se redujo a verlo con alguien más en un video viral.
En el momento en que lo vio —a su ex, sonriendo junto a una influencer de belleza— soltó un grito agudo y juró que borraría Instagram para siempre. Pero no lo hizo. En cambio, como la mayoría de nosotros pegados a las pantallas, siguió desplazándose, viendo cómo su nueva vida se desarrollaba como si estuviera ocurriendo frente a ella, una burla silenciosa: Mira lo feliz que es sin ti.
Los vio cocinar juntos, los escuchó exaltarse por cómo se conocieron ("¡Fue el destino! ¡Como una película!"). En el fondo, sabía que debía parar —su terapeuta estaba de acuerdo—. Pero, sinceramente, ¿quién piensa con claridad después de ver a un ex seguir adelante? Sobre todo cuando la nueva persona es hermosa, bronceada por el sol y constantemente agasajada con maquillaje de lujo gratis.
Al principio, Michelle pensó que este dolor era único para ella. Luego vio Too Much, la serie semiautobiográfica de Lena Dunham. La protagonista, Jessica (Megan Stalter), había estado con su novio, Zev (Michael Zegen), durante siete años antes de que él la dejara por Wendy, una influencer del tejido (interpretada por Emily Ratajkowski, claro). Incluso cuando Jessica encuentra un nuevo amor, no puede sacudirse la obsesión con Wendy —especialmente porque su romance está por todas las redes sociales—.
Holly, de 42 años, vio su propia historia reflejada en la serie. Su ex no la dejó por una influencer, exactamente, pero sí empezó a aparecer en fotos de paparazzi, siguiendo a su nueva novia, una celebridad importante (del tipo que hasta tu mamá reconocería). Holly dice que no importa con quién termine tu ex —sea famoso o no, el dolor es el mismo—.
Cuando tenía 30, Holly creía que su ex era todo lo que quería —exitoso, guapo, creativo y siete años mayor—. La llevó al Reino Unido para conocer a su familia y la invitaba a cenas caras. Mientras su vida parecía caótica e incierta, la de él era estable. "Era como una adolescente adulta", admite. "Me dijo: ‘Tienes que madurar, ser independiente, tener tu propia vida fuera de mí’". (Una dinámica similar ocurre en Too Much —Zev le dice a Jessica que debe trabajar en su estilo de apego ansioso—).
Así que cuando Holly lo vio con alguien famoso, no pudo evitar preguntarse si eso fue parte de por qué se fue —porque su nueva novia era más refinada—. Sabía que nunca podría ser ella, y cada vez que abría redes sociales, ahí estaban. Era una tortura.
Samantha, de 26 años, estaba desplazándose por TikTok cuando se topó con su relación intermitente en la página de una popular bloguera de estilo de vida. "¿Supongo que así funcionan los algoritmos ahora?", bromea. "¿Te muestran a personas que has visto desnudas?"
Aunque no estaba destrozada —nunca fueron serios—, fue surrealista ver cómo su video de propuesta acumulaba cientos de miles de vistas. "Conocer a alguien tan íntimamente y ver su nombre aparecer en los comentarios —gente llamándolo guapo, diciendo que su relación es ‘goals’— es raro", dice Samantha. Aun así, no podía dejar de mirar, aunque a veces la hacía preguntarse: ¿Por qué no yo?
Entonces, ¿cómo es el cierre en estas situaciones? Mirando atrás una década después, Holly admite que el dolor y la humillación fueron parte del proceso. "En realidad fue bastante motivador. Me despertó al hecho de que él tenía razón —no estaba alcanzando mi potencial—", dice. "No era independiente. Realmente necesitaba organizar mi vida. Así que sí, se convirtió en una de esas historias donde la mejor venganza es convertirte en la mejor versión de ti misma".
Luego está la escena en Too Much: en uno de los momentos finales y más memorables, Wendy y Jessica se encuentran para tomar café. Es una conversación cruda y vulnerable —las dos mujeres, a veces reservadas, a veces demasiado entusiastas— uniéndose para compartir sus historias y encontrar puntos en común en sus experiencias. Lo que una vez las separó ahora las conecta.
"Ahí es cuando Jessica dice: ‘Mi alegría no va a venir de su destrucción ni de la tuya’", señala Michelle. "Y eso es lo más importante, ¿no? Odiaba a esta influencer —pero a veces quería ser ella. Todavía lo hago".
Admite que también hay una pequeña parte de ella que espera, si su ex alguna vez desaparece de su feed, poder hacerle a su refinada y exitosa novia influencer la pregunta dolorosa e intrusiva que casi siente que merece hacer: ¿Te lastimó de la misma manera que me lastimó a mí?