Amal Clooney es una de las abogadas de derechos humanos más respetadas en la actualidad, conocida por su incansable defensa de quienes enfrentan abusos sistémicos, especialmente mujeres y niñas que han sobrevivido a violencia sexual. "Me inspira constantemente la valentía de quienes buscan la verdad, incluso asumiendo grandes riesgos personales", comenta a British Vogue. "Periodistas que desafían al poder, jóvenes mujeres que se niegan a callar... su coraje me impulsa".

En 2019, junto a su esposo, George, fundaron la Clooney Foundation for Justice, ofreciendo asistencia legal gratuita en más de 40 países. Al preguntarle sobre el mayor obstáculo para la justicia, responde: "La apatía. La injusticia, la crueldad y el abuso de poder siempre existirán, pero si las personas buenas permanecen en silencio, el cambio se vuelve imposible. Cuando la cobardía supera al coraje en gobiernos y corporaciones, el progreso se estanca. La justicia no es pasiva; hay que luchar por ella".

Vogue: Amal, ¿en qué estás trabajando ahora mismo?

Amal Clooney: Actualmente represento a Maria Ressa, una periodista que enfrenta cadena perpetua en Filipinas simplemente por hacer su trabajo. También he presentado escritos ante la Corte Internacional de Justicia buscando justicia para víctimas de genocidio en Myanmar. Otro caso involucra a 871 víctimas del ISIS en Nueva York, incluida la premio Nobel de la Paz Nadia Murad, una sobreviviente yazidí de violencia sexual. Es el primer caso que da a sobrevivientes del genocidio del ISIS la oportunidad de obtener una compensación que cambie sus vidas.

A través de la Clooney Foundation, brindamos asistencia legal gratuita a mujeres y periodistas en más de 40 países. Hemos ayudado a liberar a decenas de periodistas y apoyado a miles de mujeres que enfrentan violencia, matrimonio infantil o discriminación. En octubre, lanzaremos el Oxford Institute of Technology and Justice, una colaboración con la Universidad de Oxford que utiliza inteligencia artificial para ampliar el acceso a la justicia.

También acabo de comenzar como profesora de derecho internacional en Oxford, formando a la próxima generación de juristas. La Fundación apoya a jóvenes mujeres que estudian derecho de derechos humanos en África, y este mes presentaré un premio al empoderamiento femenino con el King’s Trust. En octubre, organizaremos los Albies Awards en Londres, honrando a valientes defensores de la justicia en todo el mundo.

Vogue: ¿Qué te mantiene motivada en momentos difíciles?

Amal Clooney: El coraje de mis clientes, personas como Maria Ressa y Nadia Murad, que han soportado sufrimientos inimaginables pero luchan no solo por ellas, sino para proteger a otros. Su resiliencia me inspira cada día.

Vogue: ¿Hay algún logro del que te sientas especialmente orgullosa?

Amal Clooney: Cada vez que un periodista inocente es liberado y se reúne con su familia, es una victoria. Momentos como ver a mi cliente Wa Lone salir de prisión tras años encerrado... esos quedan conmigo para siempre. Un periodista de Reuters sale de una cárcel en Myanmar y regresa a casa para conocer a su bebé por primera vez. Me enorgullece cuando mi cliente, una mujer yazidí de Irak que enfrentó al ISIS en los tribunales, escucha a un juez declarar un veredicto de genocidio y condenar al asesino de su hija a cadena perpetua. Me enorgullezco cada vez que un estudiante me dice que se siente inspirado, o cuando una niña afirma que mi trabajo la motivó a luchar por la justicia.

¿Cómo equilibras trabajo y vida personal? ¿Es posible desconectarse al final del día?
Como toda mujer trabajadora, intento encontrar el equilibrio... ¡y nunca lo logro del todo! Pero cada mañana me siento increíblemente afortunada de tener un esposo al que amo profundamente y admiro sin límites, y unos hijos que nos dan tanta felicidad.

¿Qué te da esperanza en el futuro?
Los líderes con integridad y coraje me inspiran. También mis estudiantes: su determinación por impulsar el cambio, en lugar de solo presenciar injusticias, me llena de esperanza. Se niegan a callar o esperar que otros actúen. Su dedicación me recuerda que el progreso es posible cuando elegimos el coraje sobre la apatía.

La historia no se inclina hacia la justicia por sí sola; las personas deben empujarla. Todos tenemos un papel: políticos, abogados y periodistas, por supuesto, pero también ciudadanos que votan y padres que crían a la próxima generación. Si la justicia es nuestra meta compartida, también debe ser nuestra responsabilidad compartida.