### Un baño de sales de Epsom: ¿remedio real o efecto placebo?

Por generaciones, un baño de sales de Epsom ha sido un remedio recurrente, desde los abuelos hasta celebridades como Jessica Biel—quien, según se dice, se remojó en 20 libras de este producto antes del Met Gala del año pasado. Pero, ¿qué son exactamente las sales de Epsom y por qué son tan populares? ¿Realmente ayudan a desintoxicar el cuerpo y aliviar el estrés?

### Un remedio centenario
A las afueras de Londres, cerca del frondoso paisaje nacional de Surrey Hills, se encuentra el pueblo medieval de Epsom, construido alrededor de manantiales minerales. Hasta finales del siglo XVII, fue un famoso destino de salud—y el lugar donde se descubrieron por primera vez las sales de Epsom, un compuesto natural de magnesio y sulfato.

Tradicionalmente, se cree que sumergirse en un baño tibio con estas sales ayuda a que el magnesio y el azufre se absorban a través de la piel, relajando los músculos, desintoxicando el cuerpo y reduciendo el estrés.

### Los beneficios que se atribuyen
Los baños de sales de Epsom son más conocidos por aliviar el dolor muscular y reducir la inflamación. Para la piel, se dice que el magnesio y el azufre en agua tibia abren los poros, eliminan células muertas y mejoran la hidratación. Algunos también afirman que estos baños ayudan a restaurar el equilibrio electrolítico, favorecen la función cardíaca y nerviosa, reducen la presión arterial e incluso mejoran el sueño al calmar el sistema nervioso.

En redes sociales, quizás hayas visto afirmaciones de que las sales de Epsom crean un “baño detox”, donde el azufre supuestamente elimina toxinas y exceso de líquidos.

¿Suena increíble, verdad? Pero aquí está el detalle: aunque muchos juran por estos beneficios, la evidencia científica es limitada. Algunos expertos argumentan que el magnesio no puede penetrar lo suficiente en la piel para llegar a los músculos, mientras que otros sugieren que el calor del agua—no las sales—podría ser el verdadero héroe.

Aun así, muchos médicos, entrenadores y fisioterapeutas recomiendan las sales de Epsom para la recuperación muscular. Y cualquiera que haya probado un baño seguramente puede dar fe de lo relajante que se siente. Después de todo, si un remedio perdura por siglos, probablemente haya algo de cierto—ya sea real o solo un efecto placebo.

Dicho esto, el magnesio es innegablemente importante para la salud—pero la mayoría de las investigaciones se centran en su consumo, no en su absorción cutánea. La FDA solo aprueba el sulfato de magnesio para tratar el estreñimiento (cuando se ingiere) y cortes o moretones menores (cuando se usa en remojo).

### ¿Hay desventajas?
Aunque hay poca evidencia de riesgos graves, las personas con piel sensible, várices o afecciones como eccema o psoriasis deben consultar a un médico antes de usarlas, ya que podrían causar irritación.

### Cómo probarlo
Si estás lidiando con estrés, dolor muscular o simplemente necesitas relajarte, no hay nada de malo en probar un baño de sales de Epsom. Los beneficios del agua tibia por sí sola están bien documentados, así que ¿por qué no añadir algunos minerales? Es una forma económica y sencilla de relajarse—y, como mínimo, se siente muy bien.

Aquí tienes una forma simple de potenciar tu rutina de autocuidado con sales de Epsom:

Si quieres probarlo, bebe mucha agua antes, durante y después del baño. Para mejores resultados, remójate al menos 30 minutos—pero no más de 45. Y no te preocupes, no necesitas una cantidad exagerada como usan algunas celebridades. Dos tazas en una bañera estándar es la dosis recomendada por médicos y dermatólogos.

Las sales de Epsom puras no tienen aroma, lo que las hace ideales para pieles sensibles o propensas a alergias. También puedes usarlas como exfoliante para masajear brazos y piernas, mejorando la circulación, el drenaje de líquidos y la eliminación de células muertas. Solo espera a terminar el baño para exfoliarte—así evitas que los cristales se disuelvan demasiado pronto.

Muchas mezclas de sales de Epsom incluyen ingredientes extra como bicarbonato o aceites esenciales para mayor relajación. Si eliges una de estas, revisa bien la etiqueta. Algunas contienen colorantes artificiales o fragancias fuertes que quizá quieras evitar. Busca que el sulfato de magnesio (sales de Epsom) sea el ingrediente principal y opta por opciones totalmente naturales.

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