A principios de este año, Maria McManus comenzó a trabajar con encaje después de encontrar un mantel de lino irlandés hecho por su tía Bibi. "No suelo inclinarme por el crochet floral, pero esto me pareció especial", dijo en ese momento. Tres temporadas después, ese hallazgo desencadenó una ola de experimentación creativa para la diseñadora.

"Me hizo repensar la sostenibilidad: no solo centrarme en materiales reciclados, sino ver que hay más en la historia", explicó durante una cita en su casa en Tribeca, que a menudo sirve como showroom.

El encaje artesanal francés Dentelle de Calais-Caudry, certificado y protegido por el gobierno francés, ocupó un lugar central en su colección resort. Adornó vestidos slip fluidos confeccionados con su tejido favorito, Naia Renew, y faldas florales delicadas. Pero su influencia fue más allá: desde un cárdigan etéreo tejido con tres patrones florales inspirados en el encaje, hasta un par de jeans de algodón orgánico con pretinas y bolsillos deliberadamente deshilachados. Los jeans mantenían un acabado refinado, forrados con su característico galón grosgrain, pero los bordes crudos resaltaban la artesanía manual.

Esto no ha impedido que McManus siga explorando nuevos materiales sostenibles. Esta temporada, introdujo un "piel de oveja" de poliéster reciclado usado en un abrigo llamativo y glamuroso, y un nailon biodegradable con textura de neopreno, transformado en leggings largos con pasadores para mayor versatilidad.

"La mayoría del nailon proviene de combustibles fósiles—especialmente del carbón—y puede tardar siglos en degradarse", explicó. "Esta versión está hecha de polímeros de fruta, así que se degrada como el papel o el algodón, descomponiéndose en cinco años en un vertedero. La fábrica fue fundada por una mujer increíble llamada Regina: todo lo que hace es sostenible de alguna manera".