La jardinería no es el terreno habitual de MSGM: esta es una marca más adecuada para creativos urbanos que para cultivadores de jardines. Pero esta temporada, Massimo Giorgetti abrazó las flores y una ligereza despreocupada. No porque esté cambiando las zapatillas deportivas por botas de lluvia, sino porque, en un mundo que parece cada vez más inestable, el siempre optimista diseñador eligió la suavidad como una rebelión silenciosa: una forma de escapar sin ignorar el caos, atreviéndose a florecer a pesar de él.
La colección inspirada en el jardín de Giorgetti mantuvo un toque urbano. Lienzos resistentes se convirtieron en pantalones relajados y overoles prácticos, combinados con chaquetas cortas con cremallera en algodón encerado que se sentían más propias del streetwear que de un cobertizo de jardinería. Las camisas mezclaban bordado inglés, macramé y popelina a rayas, superpuestas sin esfuerzo sobre denim holgado o minifaldas a juego. Los amplios bloomers de tafetán de algodón y las crinolinas se hinchaban como globos aerostáticos, listos para flotar sobre un exuberante paraíso verde.
En otras partes, una gabardina con cinturón y un llamativo blazer floral de tapicería tomaban prestados bolsillos de los delantales de jardinero. Flores silvestres florecían en tops de lycra elástica, mientras que un audaz estampado de jarrón pop-art añadía contundencia. Incluso un clásico cuadro de mantel se amplió en un abrigo tipo duster y una falda a juego. La vida puede que no sea un picnic, pero el jardín lúdico de Giorgetti estaba en plena y desafiante floración.