Danielle Frankel acaba de abrir su primera tienda insignia en Los Ángeles, y su última colección refleja ese nuevo y audaz capítulo con diseños escultóricos y llamativos. Un vestido microplisado se mueve con fluidez alrededor del cuerpo, imitando el movimiento del agua, pero no es solo un estilo ingenioso. Los pliegues son en realidad cientos de tiras pequeñas de ballenas que mantienen la forma. “Cuando caminas, camina contigo”, dijo Frankel.
La colección incluye un elegante vestido de columna en seda con detalles florales pintados a mano y un dramático cuello drapeado que cae sobre los hombros, dejando la espalda al descubierto. También hay un vestido mini juguetón con un corsé ajustado y una cintura baja que se abre en la falda burbuja más voluminosa, todo elaborado con la misma técnica de micro-ballenas. Sin embargo, a pesar de la estructura, todo se siente ligero y sin esfuerzo.
Entre los destacados está un vestido de gasa de seda pintado a mano, creado en colaboración con un artista francés que se quedó en el taller de Frankel durante semanas, resultando en un diseño floral verde oscuro audaz e impresionista. Otro punto fuerte son los degradés florales suaves como un susurro y el vestido capullo de organza pintado a mano que lució Kristen McMenamy, sin duda la pieza más impactante de la colección.
Para quienes no buscan un vestido de novia pero aún quieren causar impacto, hay opciones llamativas como un vestido slip en “organza relámpago” que brilla como la luz del sol en el agua, y un vestido de malla bordado con perlas y mangas fuera del hombro, ambos frescos, juveniles y llenos de energía.
Cada pieza está confeccionada en el Garment District de Manhattan por el talentoso equipo del taller de Frankel, cuya artesanía rivaliza con las casas de alta costura. Esto es especialmente evidente en los vestidos elaborados con “pétalos” de seda cortados a mano, cuyos bordes crudos les dan un aspecto orgánico, casi natural. La pieza final, también modelada por McMenamy, cuenta con 100,000 pétalos cosidos individualmente, un trabajo de amor que tomó cuatro meses completar.
En solo ocho años, Frankel ha construido una marca próspera, y su éxito ahora le permite romper barreras de formas emocionantes. El hecho de que lo haga dentro del diseño nupcial no debería hacer que su trabajo merezca menos atención.