Tráiler:

Adéntrate en el encantador mundo de Tao Kurihara, donde la moda se convierte en una rebelión poética contra lo ordinario. En el corazón de Omotesando, Tokio, cada mañana desfila una elegancia vanguardista mientras los discípulos de Comme des Garçons se dirigen al trabajo, preparando el escenario para los hipnóticos desfiles de Kurihara. Esta temporada, desafía las expectativas con Black and Gold, una colección que oscila entre la oscuridad y el brillo, fusionando cuero sintético, tejidos metálicos y lentejuelas en un paisaje onírico de texturas.

Desde faldas negras brillantes hasta destellos de terciopelo escarlata, estampados barrocos y delicados volantes dorados, cada pieza cuenta una historia, aunque Kurihara insiste en que no hay una gran narrativa. “Solo quería que la gente dijera: ‘¡Oh!'”, ríe. Sin embargo, en su caprichosa audacia yace una magia única: prendas tan llevaderas como extraordinarias. Con la llegada del otoño, sus creaciones invadirán las calles, transformando los trayectos cotidianos en momentos de belleza radiante.

Bienvenido al universo de Tao, donde la moda no solo brilla, sino que prende fuego.

Resumen Parafraseado:

Cada mañana entre semana en Omotesando, Tokio, se despliega una escena llamativa: los empleados de Comme des Garçons, vestidos con atuendos audaces y vanguardistas, destacan entre el mar de trajes corporales mientras se dirigen al trabajo. Este ritual diario marca el tono de los íntimos desfiles de Tao Kurihara, celebrados en la sede de Aoyama de la marca. A diferencia de sus colegas que presentan sus colecciones en París, los diseños de Kurihara, aunque alineados con la estética de Comme, llevan un toque propio y lúdico.

Para su última colección, Black and Gold, experimentó con materiales poco familiares como el cuero sintético y tejidos metálicos. La propuesta transita desde conjuntos negros y pulcros hasta explosiones de terciopelo rojo, estampados barrocos y faldas con delicados volantes dorados, culminando en una visión de luz que atraviesa la oscuridad. Cuando le preguntaron por su inspiración, Kurihara rechazó el análisis excesivo: su meta era simplemente evocar asombro.

Su obra equilibra audacia artística y funcionalidad, asegurando que sus piezas pronto lucirán en las calles, transformando la moda cotidiana en algo extraordinario.