En una reciente reunión editorial, la conversación giró en torno a un par de sandalias The Row que han sido el tema de moda esta semana. No por un diseño revolucionario ni porque las celebridades las hayan lucido, sino porque cuestan $690.
El equipo de arte quedó perplejo. El de moda, menos. Porque, aunque las Dune Classics son innegablemente caras (y sí, quizás excesivas para lo que básicamente son unas sandalias elegantes), casi cualquier artículo con una etiqueta de “lujo” viene con un precio elevado.
Tomemos a Dakota Johnson como ejemplo. Ayer fue fotografiada en Los Ángeles usando una camiseta infantil muy usada (comprada hace dos años en The Row) junto con unas sencillas Birkenstocks. Incluso algunos de los compradores más adinerados están alejándose de la alta costura y optando por elecciones más prácticas.
Si las Dune Classics representan la costumbre de la moda de convertir artículos cotidianos en productos ultralujosos (una tendencia que no es nueva—¿recuerdan cuando Saint Laurent vendía cigarrillos en los años 80?), entonces las Birkenstocks desgastadas de Johnson podrían ser el contrapeso perfecto: una elección refrescantemente sencilla en un mundo obsesionado con símbolos de estatus sobrevalorados.
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